Lorena Álvarez

    

Hay una estirpe de artistas difíciles de clasificar, porque su obra se resiste a dejarse limitar por una etiqueta.
LORENA ÁLVAREZ (San Antolín de Ibias,1983) pertenece a esta estirpe.

“Un verso libre dentro del panorama musical español”, “cantautora punk”, “un alma inquieta que destila espontaneidad”, o “referente de la canción de autora contemporánea” son algunas de las calificaciones de las que ha sido objeto, pero ella se escabulle, obcecada en no convertirse en una leona domesticada obligada a pasar por un aro en llamas y sigue su camino, libre, abriéndolo a su paso con la firme convicción de que la poesía y la música aún tienen algo que decir en estos tiempos y sobre todo que el arte no se encuentra donde nos quieren hacer creer que está.

Compositora, productora e intérprete, también pintora, tras la publicación de La Cinta (Sones, 2011), su primer LP Anónimo (Sones, 2012), el EP Dinamita (Producciones Doradas, 2014), el LP Colección de Canciones Sencillas (Primavera Labels /Universal Music, 2019) y la composición de la banda sonora del videojuego Alba, A Wildlife Adventure del prestigioso estudio londinense UsTwo Games, (2020), LORENA ÁLVAREZ, que irrumpió en la escena musical como un soplo de aire fresco y de manera visionariaexploró y reivindicó las posibilidades de la música folklórica, abriendo un camino por el que después han transitado numerosos artistas, ha conseguido traspasar los límites habituales de la música tradicional y situarla en un nuevo contexto en el que la contemporaneidad y la tradición pueden ir de la mano sin complejos. Sobre esta base ha construido el andamiaje de una obra que se mueve entre la poesía más delicada y etérea y la conexión con la tierra más fecunda y mullida, repleta de canciones que encogen el corazón, pero agrandan el alma, siempre desde su estilo único y propio, tan singular como cada una de las entregas que la cantautora ha compartido con nosotros.

Inquieta siempre y en la lucha por descifrar los misterios escondidos en lo más profundo del alma humana, esos que no cambian ni con la actualidad ni con las modas, brota libre un torrente que recorre su obra y la nutre de poesía, filosofía, magia y revelaciones, de crecimiento personal y espiritual y con este regadío florece un jardín de canciones que tienen la propiedad de hacernos cambiar, de hacernos crecer por dentro.

Su último trabajo discográfico Lorena Álvarez y los Rondadores de La Val D ́Echo (El Volcán Música, 2021) grabado en los Pirineos oscenses junto a una orquestina de músicos amateur, tañedores de laúdes y bandurrias, vuelve a poner de manifiesto su incansable búsqueda por encontrar un espacio donde acomodar la música tradicional y popular en el panorama actual,que en palabras de Lorena se materializa como “música al servicio de unas relaciones humanas, personas al servicio de los espíritus de las canciones, música a ras de suelo, ese es para mí el significado de la cultura y del arte.”

Durante el último año, Lorena ha estado inmersa en la emocionante gira de presentación de estas canciones, además de una selección de su repertorio, adaptado a estos instrumentos de cuerda y acompañada por Víctor Herrero a la guitarra portuguesa, Carlos Aquilué al laúd y Vicente Pérez al contrabajo en lugares como el Teatro Infanta Isabel de Madrid, Festival Internacional de Cine de Gijón, Atlantic Fest en Galicia o Clandestino Festival en Suecia.

Sobre el escenario, Lorena despliega su fuerza creativa dando lugar a un ambiente mágico que no deja fuera a nadie, niños, jóvenes, adultos y ancianos, en el que tan pronto una lágrima resbala por nuestra mejilla en momentos realmente emotivos, como nos hace reír a carcajadas con su picardía y naturalidad o cantar a todos juntos a pleno pulmón para que el canto recupere su función sanadora. Todo aquel que haya asistido a un concierto de la asturiana, sabe del brillo en los ojos con que el público se vuelve a casa tras una velada con Lorena Álvarez.

Naturalidad, astucia, poesía y picardía, buen humor y mala leche para un cancionero del siglo XXI.

Mientras prepara lo que será su próximo trabajo, que verá la luz este año, Lorena también ha compartido con nosotros algunos acercamientos a sus canciones favoritas como Un bacio e troppo poco de Mina o Naino de Manzanita, que así nos presenta:

«Estamos alimentando nuestros instrumentos de cuerda con los deliciosos manjares de mis canciones favoritas, probando a recuperar la expresión musical de estos instrumentos y estudiando si son capaces de encarnar cualquier estilo.

Trabajamos con los mínimos elementos necesarios para extraer la esencia más cruda de estas canciones.

Aprovechamos para grabarlas en directo en distintos estudios, con distintas personas, en las ciudades donde vamos a tocar.

No pretendemos hacer una versión fidedigna de la pieza original, si no compartir la impresión que dejan en mi alma estas canciones tan especiales para mí, después de haberlas escuchado innumerables veces.

Recojo lo que me susurran sus espíritus cuando las escucho, y eso es lo que intento entregar en mis versiones.”

 

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